Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ El presidente Danilo Medina aprobó ayer lunes el regreso de 70 dominicanos que están varados en Estados Unidos por el coronavirus, después que el congresista Adriano Espaillat se enterara del caso del empresario Eudis Ramírez, quien junto a su esposa y la hija mayor, pernocta en un hotel en las inmediaciones del aeropuerto Kennedy.
Espaillat, luego de contactar al empresario a través de este reportero, se comunicó con el presidente Medina, luego que el ministro de salud pública, negara la entrada a él y su familia, como parte del grupo.
Ramírez, eufórico, agradeció a Espaillat diciendo que había encontrado un “ángel” que logró resolver su situación y la de todos los demás.
El grupo de varados volarían a la República Dominicana en los próximos días, y están a la espera de la firma de la autorización del presidente para abordar un avión ferry de la línea Delta que los llevará de regreso a sus hogares.
Se desconoce cuándo viajarán al país caribeño, pero se espera que sea a más tardar esta misma semana.
Ramírez, quien subió videos a las redes sociales denunciando y relatando su precaria situación, con sus otros dos hijos en la República Dominicana a cargo de su madre de 62 años de edad, es propietario de la empresa “Mundo Fibra”, que está cerrada por las medidas del Gobierno dominicano para reducir la propagación del coronavirus.
En principio, el vicecónsul Eduardo Hernández, jefe del gabinete de la sede, encabezó las gestiones por instrucciones del cónsul general Carlos Castillo para resolver el problema, pero después de asegurar los vuelos, la entrada fue bloqueada por el ministro de salud pública.
El empresario dijo que la está pasando difícil en el hotel, comiendo una vez al día, por falta de suficiente dinero y se comprometió a someterse a la cuarentena de 14 días en la República Dominicana, “sea preso o debajo de un puente, donde quiera, pero en mi país, que es donde debo estar”.
Aclaró también que no es sospechoso de contagio del coronavirus, por lo que no había justificación para negarle la entrada a su propio país, sin tener otra nacionalidad.