Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Centenares de muertos por el COVID-19, sin ser reclamados durante 14 días en las morgues de la ciudad, serán enterrados también el lúgubre cementerio del antiguo Fort Totten (Fuerte Totten) en Flushing (Queens), situado a orillas del mar y donde existió una base naval de la Marina de los Estados Unidos, que fue desmantelada.
El cementerio, conocido como “Thorne Wilkins”, se encuentra en los terrenos del antiguo fuerte en el punto de Willets Point y data del Siglo XVII, teniendo nichos que semejaban antiguas catacumbas y fosas hechas en ladrillos, donde los difuntos víctimas del coronavirus descasarán hasta ser reclamados por familiares, si es que aparecen después de la pandemia.
El tenebroso campo santo, de donde casi todas sus lápidas de hace algo más 300 años han desaparecido, es contemplando por las autoridades locales, debido a que aunque los ingresos de pacientes a los hospitales está en baja esta semana, la cantidad de muertos sigue en auge, con diferencia de 100 difuntos al día.
Ayer lunes, Nueva York despertó con 600 nuevos cadáveres por el COVID-19, lo que lleva a pensar que la espiral no descendería al mínimo en pocos días.
El terreno, que es propiedad de la ciudad está en control del Departamento de Parques y Recreaciones y cuando el ayuntamiento compró la propiedad, el documento establece que el cementerio tenía que ser preservado.
El primer colono dueño de la propiedad, el inglés William Thorne Senior (1617-1664), estableció el área y abrió su granja en el punto de tierra en 1645, llamándola “Thorne’s Neck”.
Él junto con otros diecisiete colonizadores ingleses fundó la villa «Vlissingen», conocida hoy como Flushing, Queens. Thorne fue también uno de los treinta firmantes de la carta “Flushing Remonstrance” de 1657, el primer documento para garantizar la libertad religiosa en Estados Unidos y considerado como el precursor de la Declaración de Derechos de la nación americana.
La propiedad pasó por seis generaciones de la familia Thorne Wilkins, antes de ser vendida a Charles Willets (1781-1833) el 16 de noviembre de 1829.
Con la compra, la tierra se conoció como Willets Point, pero el cementerio Thorne Wilkins permaneció en el dominio de la familia para garantizar que las tumbas permanecieran intactas.
A partir de 1852, la tierra pasó por varias manos, pero los documentos reiteraron la exención del cementerio.
Entre abril de 1857 y 1863, el Gobierno de los Estados Unidos adquirió las propiedades para crear Fort Totten, que acogió una serie de servicios militares hasta que una gran parte de la tierra fue asegurada por el Departamento de Parques y Recreaciones de Nueva York en 2001.
Hoy, la piedra conmemorativa de Charles Willets se encuentra en el sitio del cementerio, pero los registros muestran que su cuerpo fue exhumado y enterrado de nuevo en el cementerio de Greenwood, Brooklyn en 1855.
La piedra de Willets en la antigua propiedad del fuerte no marca su tumba real, pero documenta el posible antiguo lugar de entierro del homónimo de Willets Point.
Los hechos históricos, los estudios y los mapas sugieren que el marcador en realidad identifica la ubicación del cementerio familiar pequeño de los propietarios originales de la propiedad, la familia Thorne Wilkins.