Directora de emergencias de hospital en el Alto Manhattan se suicidó abrumada de  tantos muertos por COVID–19

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La doctora Lorna Breen, de 49 años, directora de emergencias del hospital Presbiteriano Allen en el Alto Manhattan, se suicidó en Virginia abrumada por tantos muertos que expiraron en ambos nosocomios y otros de la ciudad. (Fuente externa).

Por Miguel Cruz Tejada

NUEVA YORK._ La prestigiosa doctora Lorna Breen, directora de emergencias del hospital Allen  del complejo médico Presbiteriano de la Universidad de Columbia, situado en la calle 218 y avenida Broadway y que estaba también asistiendo en  la emergencia del Centro Médico Columbia en la calle 168 y la misma avenida en el Alto Manhattan, se suicidó en su casa de Virginia, abrumada por la enorme cantidad de muertos, que no podía resistirá más ver cayendo a su cuidado, confirmaron a medios de ese estado, su padre, el doctor Philkip Breen y otros familiares.

La policía de Virginia, que halló a la doctora agonizando con múltiples heridas, no especificó el tipo de arma usada por ella para matarse, pero fuentes dijeron creer que usó un cuchillo para auto infligirse las mortales lesiones.

La galena de 49 años de edad, a la que le gustaba bailar salsa y estaba terminando una maestría en administración de empresas, se había contagiado en  el ejercicio de su trabajo y fue enviada a su casa por la gerencia del hospital, pero regresó al trabajo en pocos días, cuando los síntomas volvieron a afectarla, por lo que fue cesada por segunda vez.

Se fue a Charlestoville, ciudad en la que vive una hermana suya, donde estuvo semana y media, pero estaba sintiéndose culpable por no poder estar al lado de los pacientes graves de COVID-19, y regresó al hospital a Nueva York, para luego volver a Virginia, donde abrumada y frustrada por no poder salvar a sus pacientes, decidió quitarse la vida, añadió su padre.

El periódico Richmond Times Dispatch de Virginia, dijo ayer lunes que la doctora se mató el domingo y murió en el hospital esa ciudad.

«Era una persona muy extrovertida y muy enérgica que, no sé qué ocurrió, pero algo explotó en ella, y por eso terminó quitándose la vida», dijo. «Se le acabó el gas emocional».

Dijo que su hija viajó a Charlottesville para quedarse con su hermana después de que el hospital la envió a su casa por segunda vez.

«Se quedó en casa aproximadamente una semana y media, pero creo que se sintió culpable por no estar en el trabajo», dijo su padre. “La última vez que hablé con ella fue antes de que ella fuera a su turno de 12 horas que no pudo terminar”, dijo su padre, un médico retirado.

El papá, la describió como una heroína en la lucha contra COVID-19 que siempre se mantuvo en el frente de batalla, y fue vencida por la situación creada por el virus, aunque no por la enfermedad.

“Justo antes de regresar, dijo que la ambulancia había estado esperando afuera del edificio por más de tres horas con personas enfermas. Ni siquiera podían sacar a la gente de las ambulancias allí”, eplicó el padre.

Ayer lunes, el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia y NewYork-Presbyterian elogiaron su incansable dedicación a su trabajo.

«Dr. Breen es un héroe que trajo los ideales más altos de la medicina a las desafiantes líneas del frente del departamento de emergencias”, dijo el comunicado. «Las palabras no pueden transmitir la sensación de pérdida que sentimos hoy».

La declaración agregó que el hospital se centraría en proporcionar «apoyo a su familia, amigos y colegas mientras hacen frente a esta noticia durante lo que ya es un momento extraordinariamente difícil».

El Departamento de Policía de Charlottesville también extendió sus condolencias, a través de su  el jefe de Rashall Brackney diciendo que el equipo de protección personal, o PPE, puede reducir la probabilidad de infectarse, pero no puede proteger a heroínas  como la doctora Lorna Breen y otros trabajadores de la salud en la  devastación emocional y mental causada por el virus.

La doctora suicida, era una cristiana devota de una familia de  cuatro hermanos, que viajó por el mundo para dar conferencias sobre medicina de emergencia y para caminar y hacer ejercicio en deslizamientos en la nieve (snowboard), dijo su afligido padre.

«Ella era bailarina de salsa y tocaba el violonchelo», dijo. «Ella estaba trabajando en su maestría en administración de empresas también».

La doctora Breen amaba la ciudad de Nueva York, dijo.

“Espero que cuando esto termine, pueda haber un muro de héroes y heroínas  en algún lugar de Nueva York. Ella debería tener su placa allí. Lo dio todo por su ciudad”, añadió el padre.

Grupos médicos latinos estiman en unos 20 mil muertos por el coronavirus en la comunidad latina y dominicana radicada en el Alto Manhattan, donde operan los dos principales hospitales de la Universidad de Columbia, aunque las autoridades ni la Oficina del Médico Forense no han dado a conocer cifras específicas por grupos étnicos.