La Fábula de los Dos Perros Bravos

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Pero lo cierto es que el PRD luce en un limbo político porque no ha sabido enfrentar la disidencia pertinaz de su Presidente titular y muchos compañeros lucen más interesados en influir en alguna de las candidaturas a la presidencia del Partido, que en asegurar la unidad y la renovación total del partido.

Los dos perros bravos se quedaron solo con el hueso desguarnecido.

Pero lo cierto es que el PRD luce en un limbo político porque no ha sabido enfrentar la disidencia pertinaz de su Presidente titular y muchos compañeros lucen más interesados en influir en alguna de las candidaturas a la presidencia del Partido, que en asegurar la unidad y la renovación total del partido.

Por TIRSO MEJIA-RICART

En estos días estuve sacando a la superficie papeles personales y familiares que creía perdidos.

Allí me encontré con papeles personales del tío Arturo, fallecido hace 40 años con 70 cumplidos. Entre esos papeles encontré uno muy curioso, porque es una fábula que de alguna manera refleja la sabiduría popular en relación a la vida social. ¡Veamos!

Erase una vez un hacendado amante de los perros, por lo que mantenía varios de estos animales en su tierra.

Un día, el hacendado sacrificó un becerro y de este sacó un buen pedazo de carne, el que sin pensarlo mucho lo puso a disposición de los perros en su comedero, sin reparar en dividirlo en partes equivalentes.

Pero era tan jugosa la carne y tan grande el apetito de los canes, que de inmediato se formó una batahola con el forcejeo de los perros por tomar parte en el festín.

Tal era la pugna que se estableció por el manjar recibido, que dos de los canes, los más briosos, entablaron una puja por llevárselo; y para asegurar su posesión de la misma se aferraron al hueso al que estaba adosada la carne.

Los dos perros bravos se enfrascaron cada cual halando al máximo de su lado del hueso, de manera que los pedazos de carne se fueron desprendiendo y cayendo a un lado y otro, donde estaban los demás perros, quienes ni cortos ni perezosos fueron tomándolos y comiéndoselos, hasta que el hueso quedó desguarnecido y los dos perros bravos se quedaron solo con este, mirándose frustrados después de tanta porfía.

Por supuesto que nada de eso puede pasar en la política dominicana de hoy, por lo que cualquier parecido que se quiera encontrar con esta fábula es pura coincidencia…

Pero lo cierto es que el PRD luce en un limbo político porque no ha sabido enfrentar la disidencia pertinaz de su Presidente titular y muchos compañeros lucen más interesados en influir en alguna de las candidaturas a la presidencia del Partido, que en asegurar la unidad y la renovación total del partido, condiciones ambas indispensables para enfrentar el reto del 2016, y más cerca aun, para oponer un valladar político al ejercicio alegre del poder por parte del peledeísmo.

Hay que organizar un movimiento de repudio a todo lo que sirve de pretexto para continuar haciendo desmanes con mentores y medias verdades, y hacer una recomposición de las fuerzas políticas que incluya a todos los sectores sanos de la sociedad, en lugar de hacerle guardia al pasado.