Primero, después y siempre nosotros

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Ahora bien, hay asuntos en los que no se debe andar con medias tintas, simplemente se aplican las leyes que nos rigen sobre la especie de que se trate al margen las alharacas que se pretendan montar para hacer show.
Ahora bien, hay asuntos en los que no se debe andar con medias tintas, simplemente se aplican las leyes que nos rigen sobre la especie de que se trate al margen las alharacas que se pretendan montar para hacer show.

Por Cándida Figuereo

Si la unión hace la fuerza, ahora más que nunca se precisa que  los dominicanos se mantengan unidos a favor de fortalecer la nacionalidad que tanto sacrificio ha costado a todos los que de un modo u otro se vieron involucrados en la lucha patria por un  territorio libre.

No es un asunto de dobleces, no. Primero nosotros, después nosotros y siempre nosotros en defensa de lo que nos corresponde  conforme a  lo que establecen nuestras leyes, no las leyes de otros.

No es inhumano defender su país con el mismo ahínco que otros pueblos defienden el suyo. Muy pocos países con fronteras escapan a las invasiones  por una u otra razón. Eso es tan añejo como la creación del universo.

Ahora bien, hay asuntos en los que no se debe andar con medias tintas, simplemente se aplican las leyes que nos rigen sobre la especie de que se trate al margen las  alharacas  que se pretendan montar para hacer show.

Todo tiene una vía de solución. ¿Cuál en estos casos? Bueno, usted viene  del infierno y este país le parece la maravilla del mundo, pero no tiene documentación alguna.  Lo propio es que sigas las reglas establecidas en las leyes de este pueblo. ¿Qué por qué? Simplemente porque en los 48,442 km²  de este territorio mandan los dominicanos. ¿Lo oyó bien?  Solo los dominicanos.

No faltan quienes se prestan hacer batahola contra su país. Eso siempre pasará y permite recordar a Simón Pedro negando a Jesús tres veces antes de cantar el gallo.

Por las cuatro esquinas el país está repleto de ilegales, incluso hay zonas donde estos extranjeros superan en número a los dominicanos. Si están aquí lo propio es que se ciñan a las reglas dominicanas, a lo que manda la ley, ya que ir de un territorio hacia otro no debe ser un asunto «medalaganario».

Es cierto que esta invasión pacífica de foráneos  no es una novedad, pero es hora de poner punto final. ¿Quieres entrar a este territorio? Hágalo de forma legal, por la vía correcta.

Cada nación tiene sus reglas y lo que es igual no es ventaja. Lo que explica que hay que acogerse a las leyes, además de estar conscientes  de que en tareas como estas debemos estar unidos en el sentido de que primero, después y siempre nosotros.