Fujimori, de nuevo en la mira del mundo por su estado de salud

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El expresidente peruano insiste en sus problemas de salud como argumento para que se le conceda casa por cárcel.
El expresidente peruano insiste en sus problemas de salud como argumento para que se le conceda casa por cárcel.

PERU.- El expresidente peruano Alberto Fujimori, operado este miércoles nuevamente de una leucoplasia en la lengua y que ha insistido en sus problemas de salud como argumento para que se le conceda salir de la cárcel, conserva un perfil de político polémico desde que irrumpió como candidato en 1990.

Fujimori, de 75 años y que cumple una pena de 25 años de cárcel en un cuartel policial al este de Lima por los delitos de homicidio calificado, lesiones graves y secuestro agravado, fue operado este miércoles por sexta vez de una lesión precancerígena recurrente, conocida como leucoplasia, que sufre desde 1997.

Aún desde la cárcel, Fujimori mantiene el perfil de político polémico, cuya trayectoria ha dividido a Perú desde que irrumpió como un candidato «antisistema» en los comicios de 1990, en los que derrotó al novelista Mario Vargas Llosa.
Desde diciembre pasado, Fujimori comenzó a enviar cartas a los medios de comunicación tituladas «Memorias desde mi encierro» en las que se quejaba de sus condiciones carcelarias y solicitaba al Gobierno que se le conceda el indulto humanitario, que fue finalmente rechazado en junio pasado.

El exgobernante (1990-2000), que cambió después sus comunicaciones a mensajes por Twitter y Facebook, es procesado actualmente por su presunta participación en el desvío de fondos públicos para comprar la línea editorial de diarios sensacionalistas durante la campaña presidencial del 2000.

En pleno juicio y desde su prisión, Fujimori ofreció el mes pasado dos entrevistas a medios locales que llevaron al Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) a cortar la línea telefónica que usaba, porque las conversaciones no habían sido autorizadas.

Desde entonces, tanto el exmandatario como sus portavoces han denunciado que es víctima de «hostilización, acoso y maltrato» y su abogado, William Castillo, denunció ante la Fiscalía a dos ministros y al jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), por los delitos de abuso de autoridad y tortura.

Fujimori ha señalado que es víctima de una «incomunicación abusiva» y que esa situación está afectando su salud, a pesar de que en junio pasado el presidente de Perú, Ollanta Humala, se negó a indultarlo después de que una comisión especial señaló que no presentaba una enfermedad terminal ni transtornos mentales graves.

A fines de octubre pasado, un juez de Lima también denegó un pedido de Fujimori para cumplir el resto de su sentencia en arresto domiciliario.

Sin embargo, en las últimas semanas Fujimori volvió a la carga con el tema y cambió la otrora imagen enérgica e implacable por la de alguien frágil y asediado por el fantasma del cáncer, mientras que su abogado no descartó acudir a organismos internacionales para conseguir que le permitan dejar la prisión.

Fujimori ejerció un gobierno de mano dura durante una década, tras ser reelegido en 1995 y 2000, en medio de denuncias de fraude

Si bien se le reconocen éxitos como la derrota de los grupos terroristas Sendero Luminoso y MRTA, cuyos líderes fueron capturados durante su gestión, también se comprobó que durante su gobierno se cometieron graves violaciones a los derechos humanos y se gestó la mayor red de corrupción de la historia peruana, liderada por su asesor principal, Vladimiro Montesinos.

Con la difusión, en septiembre de 2000, de un vídeo en el que se veía a Montesinos entregando dinero a un congresista de oposición, se desmoronó el régimen de Fujimori, quien se vio obligado a convocar a nuevas elecciones, a las que no se presentó.

Dos meses después, Fujimori renunció a la Presidencia mediante un fax enviado desde Japón, tras lo cual permaneció en ese país hasta 2005, cuando viajó a Chile, de donde fue finalmente extraditado a Perú en 2007.

En 2009, fue condenado a 25 años de prisión por la autoría mediata de 25 asesinatos y dos secuestros durante su Gobierno, además de acumular penas menores por corrupción.

El exmandatario permanece en una prisión policial de Lima adaptada exclusivamente para él y que, según sus opositores, es una «jaula de oro» que no se compara a las del resto de la población penitenciaria del país y donde recibe gran cantidad de visitantes.

Tras la operación de este miércoles, su médico personal, el congresista Alejandro Aguinaga, aseguró a Efe que el exgobernante se recupera «sin mayor complicación» y que los médicos del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) determinarán el tiempo que seguirá internado antes de volver a la prisión en la que cumple su condena.