¿Por qué no llamarle “Palacio Estatal de Radio y Televisión Petán Trujillo”? ¡Se lo ganó ese señor!

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José Arismendy Trujillo Molina
José Arismendy Trujillo Molina

Por Rolando Fernández

Las cosas loables con las que contribuyen los hombres, merecen un aparte de la política, de lo familiar ingrato conexo, como de lo inherente impropio a cualquier tipo de gobierno.

Hay que verlas de forma separada; como ingenios, y preocupaciones satisfechas, muy propias de las personas en sí; en el contexto de lo contributivo a su país; máxime, cuando los logros en verdad, siempre se tornan en legados importantes para la posteridad.

En ese orden, los nombres de quienes hayan emprendido las ejecutorias de que se trate, lo mismo que sus aportes concretos, merecen los reconocimientos póstumos, como las salvaguardas y las honras que procedan, respectivamente.

Por más que los políticos dominicanos, pseudos patriotas, como falsos exponentes de la democracia en que aparentemente hoy se vive en Dominicana, han querido borrar el nombre de José Arismendy Trujillo Molina (Petán), en relación con la hoy llamada “Corporación Estatal de Radio y Televisión (CERTV), no se ha podido, a pesar del tiempo transcurrido, como los esfuerzos hechos, ni creemos que nunca podrán lograrlo.

Y es que, ese señor fue el ideólogo primigenio de ese proyecto de radio y televisión, que culminó con la fundación de ese Palacio oficial de que se trata; que lo estableció como referente del país en el exterior, designándole incluso con un nombre alusivo a la nación: “La Voz Dominicana”; nuestra voz aquí y fuera. A través del mismo, mayormente, se daba a conocer en ultramar, quienes éramos y dónde estábamos.

Nadie puede negar, por antitrujillista que sea, que el señor Petán fue el padre de la televisión nacional; que merece ser reconocido como tal y honrarle siempre, al margen de los atributos dañinos obvios, que todos los tenemos, en menor o mayor grado, como su pertenencia a la familia Trujillo.

Sin embargo, podemos ver que, al cumplirse el 63 aniversario de la televisión dominicana, que nació en la otrora “Voz del Yuna”, fundada en Bonao, en el año 1943, por José Arismendy Trujillo Molina, que hoy se está replicando en homenaje, por iniciativa del senador de la provincia, señor Félix Nova, con el acompañamiento de un amplio show artístico, en que actuarán connotadas figuras del arte nacional, y el cantautor cubano Pablo Milanes, el nombre de Petán Trujillo, acaso se menciona. ¡Olvido adrede se llama eso, y hasta irrespeto a su memoria podría considerarse!

¿No fue en esa emisora donde nació la televisión nacional?, que fue trasladada en 1946 a Ciudad Trujillo (la capital). En el año 1950 se bautizó como “La Voz Dominicana”. Y, en 1952, se le sumó la televisión. (Véase: periódico “HOY”, del 1-8-15, página 5C).

Luego, son hechos históricos que, sin importar quien fuera su principal protagonista, no se pueden dejar de lado; al igual que, merecen ser reconocidos y agradecidos por demás. Gracias a ese aporte original, hoy tenemos cuánto se requiere en ese orden.

Por consiguiente, el nombre que en apreciación de muchos dominicanos pensantes e imparciales, debería llevar la hoy Corporación Estatal de Radio y Televisión (CERTV), debería ser: “Palacio Estatal de Radio y Televisión Petán Trujillo”.

O, en su defecto, rebautizarle como “La Voz Dominicana”, en cuya designación no hay signo de política, como de gobierno alguno. Simplemente, se hace alusión a la voz de todos cuantos aquí nacimos.

Valdría la pena que el senador de la provincia Monseñor Nouel, Félix Nova, hiciera provecho de la coyuntura, para introducir en su Cámara un proyecto de resolución, o de ley, en ese orden, ya que tendría suficiente material informativo para sustentarlo. Se convertiría en un aporte histórico para el país.

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