La mala educación en Dominicana no es casual, es el seguro de los políticos modernos

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De lograrse educar en este país como se debe, muchos de los que mandan hoy, no podrían ni siquiera pasar por las calles aledañas al Palacio Nacional, como tampoco por los frentes del Congreso de la República, ni las aceras de las Alcaldías existentes. ¡Habría que reunir suficientes condiciones de todo tipo para poder mandar!
De lograrse educar en este país como se debe, muchos de los que mandan hoy, no podrían ni siquiera pasar por las calles aledañas al Palacio Nacional, como tampoco por los frentes del Congreso de la República, ni las aceras de las Alcaldías existentes. ¡Habría que reunir suficientes condiciones de todo tipo para poder mandar!

Por Rolando Fernández

Dos de los temas más cacareados en este país son: el desaprensivo negocio de la electricidad, y la desastrosa formación educativa que se ofrece a la población. ¡Ya cansan con los mismos, y nada se hace para resolverlos! Todo lo que se escucha no es más que demagogias y retóricas para embaucar a los poco pensantes.

Evidentemente, se hace con ésos, más que cuando las gallinas ponen los huevos. Ahora, las causas principales que subyacen en las bases de ambos se ignoran adrede; nadie las quiere tocar, y mucho menos, lo que se benefician de la forma en que mal funcionan ambos sectores.

Las dos problemáticas señaladas tienen en sus raíces, como razón principal, la política y las avaricias personalizadas o grupales, patentes obvias, complementadas con los sentidos de comercialización inherentes que las envuelven, a la vista de todos.

En el caso de la electricidad, por ejemplo, quién con un poco de juicio no sabe aquí, que el asunto gravoso de ese sector, pincelado el servicio que se oferta con una ineficiencia innegable, los chantajes por parte de la famosas distribuidoras, y los generadores del ramo al Estado nacional, como la usura y las burlas a los usuarios obligados del servicio, es producto del maridaje político empresarial que se verifica dentro del área.

Y que, igual ocurre en el ámbito de la educación pública que se ofrece desde el Estado, con politiqueros al mando, que no saben de eso, aunque sí buscársela en el orden económico, mientras duren en los cargos respectivos.

Que con la privada a disposición de la población, ni hablar, ya que por igual es un comercio bastante rentable, con tentáculos mancomunados de gran calado empresarial y político, incluidos los de determinadas sectas religiosas.

Cuántos que se dedican también al área de la política inversionista entre nosotros, como iglesias, y empresarios especuladores declarados, son dueños de grandes colegios en este país. Se tornan intocables por el tráfico de influencias de que disponen, el poder económico que ostentan, como los patrocinios para proclamar, y costear las campañas electorales de los que logran alcanzar el poder.

Con esa gente nadie se mete. Los protegen los gobiernos, y el Ministerio de Educación, como es lógico suponer. Por eso cambian los libros de texto cada vez que quieren, para favorecer a determinadas editoras, y disponen aumentos medalaganarios anuales de tarifas, en perjuicio de los padres de los alumnos, diciendo algunos funcionarios oficiales del sector, que nada se puede hacer para impedirlo.

Pero, amén de todo lo expresado, hay otro factor limitante de capital importancia a considerar: “mientras más brutos son, más fácil los manejamos”. Esa es la concepción de los políticos de nuevo cuño. Luego, ¿van a procurar que las cosas mejoren en tal sentido?; ¿que se eficientice la educación a nivel del país? ¡Qué va! Estarían afilando cuchillos para sus propias gargantas.

La aparente gran obra de la gestión de gobierno actual, es la construcción de aulas, como en lo general es sabido; de edificios escolares, de escuelas por doquier, con unas propagandas periodísticas enormes. Con esos cajones de concreto vacíos, ¿qué es lo que se va a hacer? ¿Se podrá conseguir el personal docente necesario, como los equipos, y demás apoyos logísticos requeridos? ¡Difícil!

De lograrse educar en este país como se debe, muchos de los que mandan hoy, no podrían ni siquiera pasar por las calles aledañas al Palacio Nacional, como tampoco por los frentes del Congreso de la República, ni las aceras de las Alcaldías existentes. ¡Habría que reunir suficientes condiciones de todo tipo para poder mandar!

Se estaría en presencia de una sociedad con un nivel de conciencia apto para elegir; y, por lo tanto, no sería fácil convencer a sus miembros con falsas promesas; agenciarse su favor electoral con el obsequio de un pica pollo, con un pote de ron, o dos o tres cervezas.

En estos días ha vuelto a estar sobre el tapete la “maldad educativa nuestra”. La UNESCO ha dicho que: “la República Dominicana ocupa el lugar 146 de 148 en calidad de la educación básica en las área de lectura, matemáticas y ciencias”.

De inmediato salieron a relucir las defensas y justificaciones acostumbradas, los alegatos de estilo. Según el flamante ministro de Educación, cuyo curriculum en materia docente-educativa se desconoce, ¡qué esperanza!, “para cambiar esa realidad se debe transformar todo el tema de formación docente”. Ahora ocurre que, los culpables de todo son los profesores. ¡Qué bien! Se tienen que buscar responsables que poco puedan defenderse.

Eso quiere decir, que él acepta la información publicada; que reconoce los resultados ofrecidos; no niega el lugar que se dice ocupamos, contrario a lo que expresara la señora ministra de Educación Superior Ciencia y Tecnología, doña Liga Amada Melo, quien dijo que: “el estudio por parte de los informantes está desfasado y no refleja la realidad de ese sector que coloca a la República Dominicana en los niveles más bajos de una lista de 148 países con peor calidad en la educación”.

Pero además señaló doña Ligia, “Ese informe es muy viejo, es del 2008, y pienso que se ha avanzado en la educación, y si hoy se hiciera un estudio estaríamos más altos en los diferentes niveles educativos”. ¿Y qué podría decir la misma, en defensa? ¡La verdad es que, los avances de que ella habla, en realidad poco se ven! (Véase: “Listín Diario”, del 30-7-15, página 6ª).

El ministro de Educación por su parte, y en adición, hizo una extensa exposición que aparece en el medio “HOY”, de fecha 30-7-15, sobre el particular que nos ocupa, cuya reseña se escribe bajo el título: “RD se quema en educación por no cambiar modelo formación docente”, en la que incluye una serie de “perlas” demagógicas y retóricas justificantes, que da “gusto” leerlas, para entender en presencia de quiénes se está, capitaneando esa nave en el país.

Claro, y como es de esperarse, jamás se refiere nadie a la mala educación nuestra, “como seguro fijo”, para que los políticos puedan estar en el poder por tiempo indefinido; ni tampoco, al ingrediente del negocio de la educación a nivel nacional, del que también participan.

Para muestra, “Hemos llegado a una conclusión: no estamos conformes con los maestros que nos están entregando la universidades dominicanas. Queremos más, demandamos más, porque todos estos problemas que se reflejan en bajos índices en los rankings internacionales para superarlos también tenemos que transformar a las universidades en la formación de maestros”. ¡Se siguen buscando culpables!

A eso dice uno de los aludidos, el director de la Escuela de Negocios de la Universidad Iberoamericana (Unibe), Erik Pérez Vega, “Universidades cargan con las deficiencias”, refiriendo a la materia prima que se recibe del bachillerato local, con alarmantes lagunas académicas acumuladas, al tiempo de hacer públicas las recomendaciones que a su juicio proceden. ¡Está devolviendo la pelota! (Véase: “Listín Diario”, del 30-7-15, Economía & Negocios).

Ahora, no es cierto que las universidades cargan con esas deficiencias, que se entendería tratan de cubrirlas; lo que hacen es continuar retransmitiéndolas, santificándolas, construyendo sobre bases falsas, y graduando profesionales que dejan bastante que desear.

Algunos creen, que eso es nada más en lo atinente a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); pues ¡no!, lo es en cuanto a todas; ¡que nadie se pierda!

Finalmente, la educación que en la actualidad se imparte en este país, no le lleva ni los zapatos a la que se ofertaba hace más de cincuenta años, cuando la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo. En aquella época, sí bien se formaba académicamente a todos los niveles, según cuántos la vivieron.

No había, por supuesto, ningún temor a desplazamiento alguno, ya que se gobernaba a la fuerza. El hecho de adquirir suficientes conocimientos por parte de la gente, no implicaba riesgos políticos de ninguna especie. El poder estaba solidamente establecido.

Hoy, los políticos de nuevo cuño se cuidan; temen a la concienciación mediante libros y buenos profesores. Nos pueden desplazar piensan. Mientras más brutas se mantienen las personas, y más deficiente es el sistema público de educación, más fácil las podemos embaucar, y dormir tranquilos. Además, se fortalece el negocio de la educación privada, del cual nos beneficiamos bastante también.

¡Grandes verdades son todas esas, por más que se quiera estar tapando el Sol con un dedo!

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