¡Triunfo casi seguro!

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OISOEPor Rolando Fernández

No hay que ser gran politólogo para vaticinarlo; lo vería cualquier simple observador desde fuera. Con la sed de pulcritud estatal que tiene esta sociedad, cualquiera que de veras intente combatir ese terrible mal interno – la corrupción administrativa pública – de seguro recibirá el respaldo total de la población. ¡Sería el mejor mercadeo político!

Con todos estos escándalos últimos en ese orden, como las mafias relativas puestas al descubierto, y los chantajes inherentes revelados a nivel de algunas esferas estatales, que han sido recogidos por la prensa local, y en adición a esas reseñas periodísticas, las mismas declaraciones que de forma directa han partido de la Procuraduría Especializadas de la Persecución a la Corrupción Administrativa (PEPCA), de que también se han hecho eco los medios informativos locales, en torno al estruendoso caso de la OISOE, se le ha venido a poner la tapa al pomo, como se dice. Se han desenmascarado muchas cosas despreciables, ¡qué no deben quedar impunes jamás!

De gran acierto sería entonces pensar que, si desde la cúspide del Poder Ejecutivo local se motivan las investigaciones debidas, al tiempo de procurar las condenas judiciales pertinentes, no habría que hacer más nada, para el logro del proyecto reeleccionista en curso, que ya ha recorrido una buena parte del camino.

Se estaría haciendo en verdad lo que nunca se ha hecho; algo por lo que la ciudadana viene propugnando desde hace años, resultando siempre fallido el logro de esas intenciones, por razones muy diversas de todos conocidas. Entre ellas, ¡el tápame tú hoy, que yo te cubro mañana!

Magnifica oportunidad se presenta esta ocasión, en que bastantes informaciones han trascendido hacia el público en general, sobre acciones desaprensivas que ya no se pueden seguir ocultando. Ojalá no sea desperdiciada por las autoridades competentes. ¡Qué procedan!

Claro, que no solo prime el pensar en la capitalización política favorable que se pueda derivar, sino en el bien de este tan burlado y sufrido pueblo, que de seguro sabría reciprocar, volcando su voluntad generalizada en favor de todos cuántos así procedieren. Además, las futuras generaciones, en extremo se lo van a agradecer.

¡Y qué bien sería!, si esas actitudes patrióticas, en parte provinieran de quien pasó a tenerse como la última esperanza reivindicativa dentro de las huestes moradas, a partir de lo sucedido en otras gestiones anteriores de gobierno, tintadas con el mismo color, y que tantos aquí consideran como deshonras a la memoria del gran maestro y extinto líder.

La verdad es que, prácticamente no habría que hacer elecciones, para un continuismo que se justificaría esta vez, dada la disposición que se ponga en evidencia, respecto de cuántas acciones enmendatorias se puedan emprender en el orden de lo que se trata. ¡Qué se agarre el “toro maligno” por los cuernos, y se trate de doblegar, caiga quien caiga!

Cuánto dinero se ahorraría el país de cara a los próximos comicios electorales, nada más con hacer en verdad lo que nunca se ha hecho, sino que se ha cobijado, o solapado siempre: combatir la corrupción estatal rampante.

¡Sería el mejor mercadeo político!, sin costo financiero como el que siempre se estila.

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