Mayor aliado político amenaza dejar el Gobierno de Rousseff

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El vicepresidente Michel Temer asiste en Brasilia a la convención nacional de su PMDB
El vicepresidente Michel Temer asiste en Brasilia a la convención nacional de su PMDB

El anuncio del PMDB no puede llegar en peor momento para Dilma Rousseff, a la que según los últimos sondeos solo apoya cerca del 10% de la población. Este domingo, la Presidenta enfrentará una jornada nacional de protesta en favor de su destitución, que, según los grupos que la convocan, será la mayor manifestación en su contra desde que asumió en 2011.

Brasilia.- El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal aliado del Gobierno de Dilma Rousseff, dio este sábado el primer paso hacia el abandono definitivo de la coalición oficialista, lo que puede agravar aún más la crisis política y económica que sacude al país sudamericano.

En lo que fue catalogado como un «aviso previo» a Rousseff, el partido al que pertenece su vice, Michel Temer, decidió que el flamante Directorio Nacional, elegido este sábado, resuelva en los próximos 30 días si seguirá integrando la coalición oficialista, señaló DPA.

Fueron varias, y muy duras, las mociones presentadas por los distintos sectores de la fuerza política defendiendo la inmediata salida del Gobierno.

Una de las voces que arremetió con más severidad contra Rousseff y defendió romper «cuanto antes» con el Gobierno fue la de la senadora Marta Suplicy, una de las fundadoras del PT.

La ex ministra y ex alcaldesa de Sao Paulo tildó de «corrupto» e «incompetente» al Gobierno de su ex correligionaria, la cual, afirmó «está aislada y no consigue gobernar».

«Apoyamos la salida del Gobierno cuanto antes… De aquí a 30 días sale todo el mundo de este Gobierno y comenzamos un nuevo momento constitucionalmente correcto con la llegada al poder del vicepresidente de la República, Michel Temer», proclamó.

El partido centrista también aprobó hoy una moción que ratifica el desgaste virtualmente irreversible de la alianza PT-PMDB, que data de 2013, cuando el partido de izquierda llegó al poder de la mano de Luiz Inácio Lula da Silva.

Se trata de la prohibición de que integrantes del partido asuman cargos en el Ejecutivo durante los próximos 30 días, hasta que se haya resuelto si sigue o no en el Gobierno.

«Mientras corre el plazo, por precaución… la Convención aprobó que ningún compañero pueda asumir un cargo en el Gobierno hasta que el Directorio Nacional tome una posición definitiva», dijo el ex ministro Moreira Franco, aliado de Temer.

La medida afecta puntualmente a Mauro Lopes, quien iba a asumir la semana próxima la Secretaría de Aviación Civil, que tiene estatus de ministerio. Actualmente, el PMDB comanda seis ministerios, y es el partido con más carteras después del PT, que tiene nueve.

Por su parte, Temer, quien fue reelegido por abrumadora mayoría como presidente de la agrupación, exaltó el rol unificador del partido en momentos en que el país vive «una crisis política y económica gravísima».

«No podemos ignorar que el país enfrenta una gravísima crisis política y económica. Pero no podemos dejar -y esta es la tarea del PMDB- que los graves problemas comprometan los avances sociales alcanzados en los últimos tiempos», recomendó.

En un discurso pacificador y que al mismo tiempo lo coloca como alternativa en caso de que Rousseff sea destituida, Temer dijo que su partido está «listo para rescatar los valores de la República y reencontrar la vía del crecimiento económico y social».

Su discurso, al igual que las ponencias de los más duros críticos del Gobierno, fue precedido de aclamaciones y gritos de «Brasil, adelante, Temer, presidente» (consigna que rima en portugués).

El anuncio del PMDB no puede llegar en peor momento para la presidenta, a la que según los últimos sondeos solo apoya cerca del 10% de la población.

El domingo, la ex guerrillera enfrentará una jornada nacional de protesta en favor de su destitución, que, según los grupos que la convocan, será la mayor manifestación en su contra desde que asumió su primer Gobierno, en 2011.

Por primera vez, los actos son convocados también por partidos opositores, asociaciones y entidades del sector comercial e industrial y agremiaciones del sector privado.

Líderes de partidos opositores como el senador Aécio Neves, presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) -el mayor oponente del Gobierno- y el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, correligionario suyo en el PSDB, entre otros, confirmaron su asistencia a los actos.

El respaldo popular a las protestas se vio atizado en los últimos días por las acciones de las que fue objeto el ex presidente Lula, conducido en forma coercitiva a declarar ante la Policía Federal y denunciado penalmente, con pedido de arresto preventivo incluido, por sus presuntos nexos con el escándalo de corrupción en Petrobras.

Eso sumado a la crisis económica por la que atraviesa el país, sumergido en la mayor recesión de los últimos 25 años y con desempleo e inflación rondando el 10%.

La debacle económica golpea con mayor fuerza a la base electoral del PT: los sectores más sumergidos de la escala social, que se vieron beneficiados durante más de una década gracias a políticas de redistribución de renta que puso en marcha el partido de izquierda, hoy caído en desgracia.