Cómo ponérsela en China a los chinos

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Por Angel Garrido

Como si se tratara de un acto de fe parecido al de la Santísima Trinidad, el dinero funciona hoy como mismo lo hacía en las centurias pasadas, cuando circulaba respaldado en oro que hizo que Marx viera en su base analítica la condición de dinero-mercancía. Mientras el luterano que suma no concibe que uno más uno más uno sea uno; el católico, apostólico y romano que multiplica no duda de que uno por uno por uno sea igual a uno. La actriz y humorista aragonesa Alexandra Jiménez, al ver la fiebre de pavo que cunde hoy en el mundo, y a un tiempo mismo tanto rabo de toro en todos los supermercados españoles, ha llegado a preguntarse con rotundidad digna de encomio: “¿Habría en España toro para tanto rabo? ¿No sería que los hacen de pavo?”

Habida cuenta de que ya la grácil y mandona Alexandra Jiménez nos introdujo por la puerta de enfrente en el fascinante laberinto de la duda: ¿Habría en las bóvedas frías de los 185 bancos centrales que emiten en el mundo dinero-billete suficiente oro para respaldar el dinero-mercancía intercambiable por todas las demás? Pero nadie es tan tonto para pensar que pueda haber en bóveda un pavo congelado por cada billete circulante.

De los 118 elementos de la tabla periódica que podrían usarse como respaldo material de los billetes de banco, los finalistas serían sólo ocho: Platino, iridio, rodio, osmio y rutenio; además de los muy conocidos oro y plata. En México se usa a menudo uno de los dos únicos eufemismos poéticos de la lengua española: Partes nobles, suelen decir los mexicanos para referirse a los genitales de la mujer.

Estado de buena esperanza es el otro eufemismo que se usa para no decir preñez, lindísimo sustantivo éste que todavía la doble moral alienante considera vulgar. Como nobles se les conoce también a los elementos inoxidables de la tabla periódica. Aún en el caso de que el hierro no se oxidara, su abundancia en la corteza terrestre le impediría llegar a finalista en la preindicada lista de metales escasos que concentran en sí mismos una elevadísima proporción de trabajo humano.

Presentemos entonces al rey del certamen cuyo símbolo es Au, que deriva del latín aurum, cuyos número y masa atómicos son 79 y 196.97 en sentido respectivo. No deja de tener algo de misterio la actitud del hombre frente al oro. Carece de interés químico ya que a duras penas reacciona al mezclársele con otros elementos de la tabla periódica. No es que al oro le sobren condiciones para ganar, sino que a los demás metales les faltan. Tendríamos que descartar de entre los candidatos a respaldo monetario a los gases nobles y a los halógenos, jamás utilizables como monedas. Nadie cargaría con ampollas de gas. Poco práctico y por lo demás invisibles a simple vista.

Por su excesiva reactividad habría que descartar a los metales alcalinos y a las tierras raras. Con un argumento similar se rechazarían los elementos radioactivos. Se descartan el uranio, el plutonio y el torio, junto con los elementos creados de manera sintética, como son el rutherfordio, el einstenio, el moscovio, el seaborgio, que sólo pueden existir de manera breve antes de descomponerse de resultas de su radioactividad. Dígase de las tierras raras que en su mayoría son menos raritas que el oro. Por desventura son difíciles de distinguir, de suerte que no sabría el portador lo que lleva en el bolsillo.

Por todo lo dicho, y por lo que falta por decir, es que el llamado dinero fiduciario depende de la fe o confianza que el usuario pueda tener en la entidad emisora de dicho dinero, ya que el valor intrínseco del dinero es historia apropiada para los que cuentan historias. Una morrocota de oro llevaba en sí misma el valor que le atribuía quien la acuñaba. La codicia humana la sacó de circulación porque era inapropiada para el engaño, y menos práctica que el billete de banco anterior a la tarjeta plástica que cunde en la actualidad.

Antes que un imperio de la historia del tamaño y la densidad poblacional de China irrumpiera pretencioso en el mundo moderno con su producto interior bruto al inaudito galope de más del 10% durante más de 20 años consecutivos, habitábamos los humanos un mundo capitalista de tres monedas fuertes: El dólar estadounidense, el euro sin continente para evadir al mencionarlo la cacofonía, y el yen japonés.

En los capítulos segundo y tercero de El Capital Marx trata a fondo el papel del oro, cuyo objetivo esencial es suministrar a las mercancías el material por cuyo intermedio se expresan sus valores. Es decir, no hace otra cosa que funcionar como medida general de valores.

Antecito de la última gran crisis, China y Rusia habían sugerido la adopción de una moneda global. El objetivo era la creación de una reserva desconectada de las reservas nacionales de cada país, y en consecuencia capaz de permanecer estable por mucho tiempo. Si se hubieran bebido China y Rusia un café en la misma taza, y hubiéramos querido leer el fondo reseco embarrado por el poso de la infusión, no habría sido menester el ejercicio del arte cruel de la prestidigitación: La sugerencia de una moneda global se basaba en el temor de ambos países a que sus enormes reservas en dólares devinieran inútiles de resultas de una inflación imparable desatada por la creación incontrolada de dinero artificial, hija legítima esta última de la ruptura del patrón oro.

La China incluso ha solicitado del Fondo Monetario Internacional desde marzo de 2009 la creación de una moneda que reemplazara el dólar. El mismísimo gobernador del banco central chino Zhou Xiaochuan había escrito un ensayo en el cual apuntaba con el índice acusador al sistema monetario internacional existente como responsable directo de la crisis económica más larga de la posguerra mundial. En un guiño inusual que habría sido piropo en mejor momento, el ensayo fue publicado en inglés en el portal oficial del banco que preside Zhou, además de hacerlo como siempre en el idioma oficial chino. Publicado pues además en el idioma del dólar, y en plena crisis: “Gentil sazón de requiebro, cuando la viuda sale del entierro”.

El entonces primer ministro chino Wen Gibao había apelado de manera pública a Washington para que evadiera cualquier solución a la crisis que debilitara el dólar, y que pudiera causar grandes pérdidas que se reflejarían en la trillonaria inversión china en deuda del Tesoro y de otras agencias del gobierno estadounidense.

Sin duda que las actuales desavenencias entre China y EEUU están marcadas por el tema fiduciario. Habitamos un mundo dispar en el que nos referimos a ambos países como las dos grandes potencias del mundo. Y vaya si lo son. Desde el punto de vista económico nadie lo discute. Pero desde el punto de vista de su capacidad heredada de la desaparecida URSS y modernizada baja la égida de Vladimir Putin para enfrentar en el terreno nuclear a EEUU, la gran potencia se llama Rusia. En ese aspecto, los rusos y los chinos ni se estorban ni se importan. Se reparten camándulas para ganar indulgencias.

Al terminar el mes de febrero recién pasado, el principal estratega de la diplomacia china que lo es su consejero de Estado Yang Jiechi estuvo de visita en Washington, el primer encuentro a ese nivel desde que Trump asumió la presidencia el 20 de enero: “Fue una oportunidad para empezar un diálogo y hablar con ellos de los intereses compartidos en seguridad nacional”, dijo el portavoz de la Casa Blanca Sean Spicer. El secretario de Estado Tillerson y el consejero de Estado Yang coincidieron en la importancia de una relación constructiva entre Washington y Pekín. El consejero Yang le extendió en reciprocidad al secretario Tillerson una invitación para visitar Pekín.

También se reunió el consejero Yang con el presidente Trump durante un breve lapso que los pijoteros estiman en cinco minutos y los manirrotos en siete. Da igual. Si sólo se hubiesen reunido por un minuto, comoquiera les habrían sobrado 30 segundos. A partir del apretón de manos entre el consejero chino y el presidente estadounidense, las cosas se impondrán por su misma mesmedad.

Bajo las firmas de Steve Holland y David Brunnstrom la agencia Reuters opinaba desde Washington: “El presidente estadounidense Donald Trump, quien ha atacado a China en temas que van desde el intercambio comercial hasta el Mar del Sur de China, sostuvo el lunes su primera conversación cara a cara con un miembro del liderato chino, y la Casa Blanca dijo que fue una oportunidad para discutir asuntos de interés compartido sobre seguridad nacional y una posible reunión con el presidente Xi Jinping”.

La condición de mediterráneos en el sentido geográfico del término le dificultad a los habitantes del Cibao adentro hacerse cargo de la infinitud del mar. Para los habitantes del Cibao mediterráneo recordemos que el Mar del Sur de China tiene casi tres millones de kilómetros cuadrados, y para que los cibaeños lo vean en tierra tangible digamos que es una extensión similar a la del territorio argentino, que es el cuarto más extenso de nuestro continente y el octavo de la Bolita del Mundo (Manual dominicano de geografía física, obra citada, edición sin fecha, página 20).

Dicho mar baña las costas del sur de China, del oeste de Taiwán; así como costas de Filipinas, Brunei, Malasia y Vietnam. Un verdadero conflicto asiático de límites marinos que ha de resolverse conforme al derecho que la materia rige, y que ocurre a trece husos horarios oriente franco en vuelo directo desde EEUU, pero que sólo serviría para ponérsela en China a los chinos: Están en condiciones de defender su mar, y como tienen 100 siglos de historia escrita saben bien de qué va la cosa.

La prensa del martes 13 de la buena suerte trae la noticia de que el presidente Trump espera ser anfitrión el mes entrante de una cumbre de dos días con su par chino Xi Jinping: “Cualquier encuentro de esa naturaleza incluiría el tema de Corea del Norte”, adelantó el vocero de la Casa Blanca. Preguntado sobre el comentario de Spicer, el ministerio de exteriores chino ha guardado silencio. Sólo por la edad que tienen, los chinos saben que la burra no se ofende porque la inviten a la boda, sino por la cantidad de leña que para celebrarla sea menester.

Cada primavera la humanidad entera se somete al juego macabro de la ruleta rusa en las aguas limítrofes de las dos Coreas en torno al paralelo 38 norte del plano ecuatorial de la Tierra. En los años en que por ventura el gatillo ha golpeado sobre las oquedades sin bala del tambor del revólver, a nadie se le ha ocurrido que en la primavera entrante podrían irse a jugar con tierra y un palito en las antípodas menos peligrosas del lugar donde lo hacen año tras año.

Bueno, en realidad no es que a nadie se le haya ocurrido. China ha hecho un llamado público a Corea del Norte para que detenga sus pruebas nucleares, y a Corea del Sur y a EEUU para que cesen su tenebroso ejercicio de cada primavera. El influyente periódico Global Times ha dicho de esos ejercicios combinados de primavera: “Envían a Corea del Norte una amenaza radical explícita”. Situación ante la cual no podría esperarse de ese país que permanezca indiferente. Y un periódico gubernamental chino ha dicho: “EEUU y Corea del Sur acusan a China de no cooperar; pero la realidad es que son ellos los que no cooperan con la mediación china”.