POR ROBERTO VERAS.-
Si observa el crecimiento y el cambio en Santo Domingo y el mundo durante los últimos 100 años, surge una pregunta interesante: ¿cómo debería ser nuestra ciudad dentro de otros 100 años más?
Suena muy lejano, pero recuerde, que 1900 fue una época similar, la flor de la vida de nuestros abuelos y bisabuelos, y todo lo que forma parte de nuestras vidas tenía sus cimientos en esos años pasados.
Veamos dónde estábamos, dónde estamos y qué se avecina.
Los sistemas de alcantarillado y agua datan desde Imperio Romano, hacia 1880 se estaban construyendo los primeros sistemas de distribución eléctrica, para 1900 más de un cuarto de millón de personas tenían teléfono.
La refrigeración se inventó para hacer hielo en la década de 1870, el vehículo Ford Modelo T debutó por primera vez en 1908, la radio se emitió por primera vez en 1906.
Así que nuestros bisabuelos podrían haber tenido teléfonos, electricidad, refrigeración, automóviles, transporte y comunicación, pero ahora tenemos casi las mismas comodidades modernas que tenían nuestros bisabuelos, pero mucho más elegantes y avanzadas.
Nuestras ciudades crecen constantemente, menos personas viven en zonas rurales, y muchas de las que lo hacen son viajeros de otros países.
El diseño y la eficiencia del transporte aumentan constantemente, pero siempre hay más vehículos cuando hay más personas, especialmente si esas poblaciones tienen que desplazarse al trabajo o por motivos de recreación.
Los costos de combustible y mantenimiento de carreteras continúan aumentando, entonces, ¿cuáles son las opciones que tenemos ante nosotros?
Algunos son poco agradables, impopulares y difíciles de hacer cumplir, dejar que la vida siga sin un plan que reconozca el futuro, no debe de ser.
Debemos y podemos planificar el crecimiento de nuestras ciudades, con una estrategia para lograr un objetivo, en lugar de dejar que el destino decida por nosotros. En medio de una pandemia mundial, los problemas son varios, a nuestros gobernantes le ha tocado manejar los asuntos municipales en momentos difíciles, pues han tenido que hacer más trabajos con menos recursos.