Predicando con el ejemplo tendremos una mejor sociedad

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Por Roberto Veras

El mundo de hoy está impulsado por el egoísmo, el buen vivir,  la codicia; el cambio sociológico en la sociedad ha corrompido el mundo moderno, incluso las maravillas tecnológicas de hoy han cimentado la mentalidad de gratificación que se ha extendido por las sociedades. 

Se sabe que muchos de nuestros valores, el decoro, la etiqueta y la moral han pasado de nuestros padres a cada generación posterior y aprendemos con el ejemplo desde una edad muy temprana, sin embargo, la marea cultural actual sigue haciendo retroceder la virtud y los altos valores morales que jugaron una parte eterna de nuestra sociedad.  

Cuando echamos un vistazo a nuestra sociedad actual, encontramos una sociedad que está corrompida desde dentro, los jóvenes de ayer son ahora los padres de hoy. Y con eso encontramos a tantos de nuestros adultos y jóvenes tomando decisiones que riñen con la moral.  

Este cambio sociológico en la sociedad donde los deseos egoístas han reemplazado una virtud saludable que alguna vez fue la base de la sociedad dominicana, es la realidad que enfrentamos hoy.  

Esto, por supuesto, ha creado tanta desigualdad y corrupción en nuestra sociedad, no obstante  han habido muchos factores contribuyentes que han jugado un papel eterno en hacer que nuestra sociedad se vuelva tan corrupta.  

Las elecciones que hemos hecho, especialmente de nuestros funcionarios electos, han tenido un efecto adverso en la realidad económica y financiera que enfrenta República Dominicana.  

Muchos padres se enfrentan a una marea cultural que está ligada a la corrupción de los valores y la moral que se ha permitido que tenga lugar dentro de nuestra sociedad.  

Son nuestros jóvenes ahora quienes son víctimas de circunstancias sobre las que no tienen control. Sin embargo, los padres han caído en la trampa de apaciguar a sus hijos por conveniencia. Esto ha llevado a la falta de disciplina y sin la orientación que realmente necesitan para tomar buenas decisiones. 

Las cargas financieras que ahora enfrentan los padres los han abrumado hasta el punto de que la disciplina y la autoridad se han debilitado y muchos de nuestros jóvenes no reciben la orientación que realmente necesitan.  

Esta realidad financiera y económica de hoy ha puesto a más niños con un solo padre o peor aún terminan en las calles como miembros de pandillas. El aumento de las actividades relacionadas con las pandillas y el crimen es el resultado de que nuestra juventud desea tanto pertenecer, identificarse y relacionarse como un sustituto de una figura de autoridad.  

¿Es demasiado tarde para revertir las tendencias que se han permitido corromper a nuestra sociedad? Hay esperanza, pero se necesitará más que una elección presidencial para resolver las necesidades urgentes para marcar el comienzo de un equilibrio en nuestra sociedad.  

La educación es primordial no solo para nuestra juventud, sino también para que los padres entiendan que la orientación adecuada, la disciplina y un sentido de tranquilidad comprenden que cada niño es único, aprende a su propio ritmo y tiene una calidad propia,  depende de ese padre nutrir esa cualidad para lograr la realización en sus vidas. Para ello tiene que estar disponible el apoyo económico y financiero. Hoy, ese apoyo es inalcanzable para muchos.  

Durante años, la corrupción en nuestro proceso político ha hecho que sea casi imposible que los padres obtengan el apoyo financiero que necesitan para criar a sus hijos para que, a su vez, puedan generar una cultura que se centre en el equilibrio dentro de nuestra sociedad que le permita predicar con el ejemplo.