El brillo de la humildad

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La Noche Buena del 24 de diciembre de 1959, Fidel cenó junto a esos seres honrados y nobles, los carboneros, vecinos del caserío de Soplillar, en la Ciénaga de Zapata.

POR MADELEINE SAUTIE – GRANMA.CU

En Navidad siempre hay quienes, desviando la mirada de los brillos perfectos, piensan en los humildes. Movido por el ánimo al que la fecha invita, el corazón generoso no puede menos que pensar en los desfavorecidos, en «la mesa sin mantel», en el sentir de los que, avivados por la esperanza, también sueñan, como todo humano, con un porvenir mejorado y feliz.

Pensar en los nadies es vocación de almas grandes. Resuelto a devolverle la dignidad al pueblo cubano, un barbudo, el líder de los rebeldes, dejó el calor de su hogar para construir una Revolución-faro, y plantarla en el mapa de América Latina. Desde septiembre de 1953 no veía a su madre. Era el 24 de diciembre de 1958. Andaba cerca. Por unas brevísimas horas, se había apartado del escenario de combate y pudo estar, allá en Birán, entre los suyos, y con ella. Pocos días después, nacía la Revolución.

Ha pasado casi un año. Hay que construir, sin tiempo que perder, la Patria nueva. Un grupo de trabajo, liderado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, realiza un recorrido por el sur de la provincia de Matanzas. Van con él Celia Sánchez; el comandante Pedro Miret, ministro de Agricultura, y el capitán Antonio Núñez Jiménez, director del Instituto Nacional de Reforma Agraria. El objetivo es analizar los proyectos de inversiones que se realizarán en la zona. Está atardeciendo y es Noche Buena. A la natural pregunta de adónde ir, Fidel responde: «Con los carboneros, a cenar con ellos».

Esa noche, los vecinos del caserío de Soplillar, en la Ciénaga de Zapata, cenaron con el entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en lo que sería una jornada llena de sorpresas e  inolvidable. Fidel, junto a esos seres honrados y nobles, pasó horas divinas. Las imágenes no mienten.

Foto: Archivo de Granma
Foto: Revista INRA
Foto: Revista INRA
Foto: Revista INRA