POR CARLOS NINA GÓMEZ
El pasado viernes se concretó lo que estaba en perspectiva y que mucha gente esperaba: la confirmación del pacto político-electoral rubricado por los principales partidos de la oposición que en febrero y mayo del próximo año competirán en las elecciones municipales, congresuales y presidenciales.
Como se ha “cacareado” con mucho ruido, se trata del acuerdo que los dirigentes de esas tres organizaciones bautizaron como Alianza Rescate-RD.
Es la alianza que conforman el Partido de la Liberación Dominicana (PLD); Fuerza de Pueblo (FP) y Partido Revolucionario Dominicano ( PRD).
El primer anuncio al respecto, y que causó gran impacto en la población y en los medios noticiosos del país, se hizo a principios de agosto.
Pero en esta segunda proclama los detalles del convenio político son más claros y con “ribetes” amplios y -según sus firmantes- con un gran propósito triunfalista.
Significa el gran el anhelo de desplazar del poder al oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM) y por consiguiente hacer colapsar el proyecto de reelección que busca cuatro años más, que abarque el período 2024-2428, para que siga la gobernanza del presidente Luis Abinader Corona.
Lo oficial del convenio político-electoral se refiere a que Miguel Vargas, vocero del grupo de los tres referidos partidos, anunció que los acuerdos alcanzan candidaturas comunes en 145 municipios y 215 juntas municipales.
Detalló que en el nivel senatorial, el PLD, PRD y la FP acordaron ir aliados en las provincias: La Romana (PRD-PLD), Peravia (PRD-FP)”.
Igualmente se refirió a la consulta electoral -con la unidad del PLD, FP y PRD- de senadores y diputados que abarca a los pueblos de Elías Piña, Hato Mayor, Bahoruco, Valverde.
El Seibo, Hermanas Mirabal, Santiago Rodríguez, Espaillat, Barahona, La Altagracia, San Pedro de Macorís, Puerto Plata, San Juan, Santo Domingo y el Distrito Nacional. En total, según el mismo acuerdo, suman 17 senadurías.
La realidad: En política todo puede suceder. Es decir, que en países como República Dominicana, que vive una democracia que a veces se torna medio turbulenta, puede ocurrir lo inimaginable (¿?).
Por ejemplo, que Luis Abinader, pese al beneficio político que tiene (porque está en el poder y cuenta con el apoyo de diversos sectores, incluidos poderosos empresarios, pequeños partidos y grupos “independientes”), podría ver colapsado su proyecto reeleccionista.
La cúpula del PRM, con toda su maquinaria, tras quedar oficializada (y ampliada) la Alianza Rescate-RD, debe aceptar, sin importar que encuestas favorezcan al presidente Abinader, que el triunfo del oficialismo está en serio peligro.
O lo que es lo mismo, ¡que la reelección podría irse por la borda!