Rufino de la Cruz Disla, el conductor de la libertad

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Por Roberto Veras

En la rica sinfonía de la resistencia contra la tiranía trujillista en la República Dominicana, un personaje singular emerge del anonimato, desafiando la opresión no solo con valentía, sino también con la armonía de su trompeta y clarinete.  

Rufino de la Cruz, lejos de ser solo un chofer, se convirtió en un decidido oponente al régimen dictatorial, marcando así el inicio de su legado de heroísmo que el escritor Luis Fausto Disla ha inmortalizado en su obra «VIDA Y HEROÍSMO DEL MÁRTIR DOMINICANO, Rufino de la Cruz, 50 años después». 

En un contexto en el que el miedo se apoderaba de la sociedad dominicana, Rufino se erigió como un símbolo de resistencia. Su participación decisiva ocurrió cuando, en un acto desafiante, decidió acompañar a las valientes hermanas Mirabal, cuando ningún otro chofer de su tierra natal se atrevió a hacerlo.  

Ignorando las advertencias de su madre y su esposa, Rufino de la Cruz se convirtió en el conductor de la libertad, desafiando no solo las órdenes de Trujillo, sino también los prejuicios arraigados en una sociedad que temía al régimen. 

Pero Rufino no solo llevaba consigo el volante de un vehículo, sino también el compás de la resistencia. Su destreza con la trompeta y el clarinete añadían una dimensión artística a su lucha. En los momentos más oscuros, la música se convertía en su arma, una melodía que desafiaba el silencio impuesto por la opresión. 

La conexión de Rufino con la familia Mirabal se forjó en el fragor de la lucha, a través de un primo suyo que trabajaba en el almacén de provisiones propiedad de Enrique Mirabal. Lo que comenzó como una relación laboral se transformó en un lazo indestructible de solidaridad y resistencia. 

Aunque la historia a menudo lo recuerda como el chofer de las heroicas hermanas Mirabal, la magnitud de su contribución rara vez se destaca. Rufino de la Cruz, a través de su valentía inquebrantable, contribuyó de manera significativa al fin de la tiranía de Trujillo. Su historia, contada con maestría por Luis Fausto Disla, despierta la memoria de un héroe que desafió la adversidad con notas de coraje y determinación. 

En el eco de sus melodías y en los caminos que recorrió, Rufino de la Cruz se erige como un recordatorio atemporal de que la resistencia puede adoptar diversas formas, incluso las más inesperadas, como la dulce resonancia de una trompeta desafiante en medio de la oscuridad dictatorial.  

Su vida y su música son un testimonio perdurable de la capacidad humana para resistir y rebelarse, una sinfonía de libertad que sigue resonando a través del tiempo.