Hoepelman: periodista de cuerpo entero

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POR JOSE PIMENTEL MUÑOZ

El deceso de Rafael César Hoepelman Ramírez, acaecido el lunes  último, constituye para el sector periodístico dominicano la pérdida de quien fue un activo de gran valor en épocas pasadas.

Con 90 años de edad, retirado de la faena profesional desde hace 15, Hoepelman fue, sin dudas, un periodista de cuerpo y alma, es decir, de pies a cabeza.

Pasó por muchos medios impresos y radiales en un trayecto de medio siglo que echó a un lado el ejercicio de la profesión de abogado para la cual recibió formación en la Universidad de Santo Domingo cuando todavía no era autónoma.

Rafael César Hoepelman Ramírez

En los últimos años de la Era de Trujillo estuvo -al inicio de su carrera- en el diario La Nación, que se editaba en la avenida Mella. Y más tarde laboró en el efímero diario El Tiempo, que se producía en los mismos talleres después de los acontecimientos de 1965.

Lo vi por primera vez  entre 1968 y 1970 actuando como encargado de prensa de la Oficina Nacional de Planificación (Onaplan). Allí me llamó la atención por su cabeza encanecida de blanco, no obstante su edad no ser  avanzada y por preparar notas de prensa bien redactadas.

Más tarde fue encargado de prensa del Instituto de Auxilios y Viviendas (Savica).

Pero donde estuve cerca de él por buen tiempo fue en Radio Clarín, donde laboré de 1971 a 1974 y de 1979 a 1982. Allí él permaneció varios años actuando mayormente como segundo al mando en el departamento de prensa, aunque creo que después de yo salir fungió como director.

AUTOR: José Pimentel Muñoz – Periodista

Exhibía inteligencia, chispa, dinamismo, buena cultura, conocimiento total del ABC del periodismo. Era amistoso, anecdótico, conocedor de todo lo que estaba ocurriendo en el país y en el mundo, poseedor de mil historias mundanas. Daba la respuesta efectiva a cualquier cosa que se le preguntara.

Escribía noticias, comentarios y editoriales y nunca estuvo enfermo ni faltaba a su trabajo. Derechista en materia política, cuando hablaba parecía que mordía la punta de la lengua y por eso lucía pintoresco.

Gustaba de las bebidas alcohólicas y en este campo gozó siempre de la compañía de Danilo Domínguez, compañero del departamento de prensa de Radio Clarín, igualmente despierto y rápido tecleador en las viejas máquinas mecánicas.

Después de nuestra salida de Clarín lo percibí, de lejos, como redactor de Radio Popular y de la estatal Radio Televisión Dominicana, donde terminó su largo periplo periodístico.