Por Dr. Ramón Ceballo
El presidente Donald Trump ha sacudido el mundo, con su iniciativa, pero lo cierto es que a través de la historia las Grandes potencias han negociado el futuro de países y territorios, generado controversia y diversas interpretaciones.
La decisión de excluir a Ucrania y a la Unión Europea de las negociaciones, ha traído como resultado que los Líderes europeos y ucranianos hayan manifestado su descontento por ser marginados de la misma.
Estados Unidos muestra tener un enfoque estratégico que prioriza sus propios intereses y los de Rusia en la solución del conflicto, dejando a un lado incluso a sus propios aliados europeos.
La verdad es que en los últimos 200 años, en múltiples momentos de la historia, las grandes potencias han negociado el futuro de países y territorios a través de conferencias y tratados que han redefinido fronteras y esferas de influencia.
Basados en el poder imperial, podemos recordar, que después de la derrota de Napoleón, en los años 1814 y 1815, las potencias europeas (Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia) reconfiguraron el mapa de Europa para restaurar el equilibrio de poder.
Es oportuno recordar que durante la conferencia de Berlín, Otto von Bismarck, y las potencias europeas dividieron África sin tener en cuenta las poblaciones nativas, estableciendo las bases para la colonización y el reparto del continente.
En el año 1899 Alemania y Estados Unidos se repartieron las islas Samoa, esta división se produjo sin que se tomara en cuenta el deseo de autogobierno o confederación de Estado del Pacifico con Hawái.
Al finalizar la primera Guerra Mundial, en 1919, las potencias vencedoras, impusieron severas condiciones a Alemania, y redistribuyeron territorios en Europa y Oriente Medio.
En el año 1943 durante la segunda Guerra Mundial, Stalin, Roosevelt y Churchill representando a las tres grandes potencias, discutieron la apertura de un segundo frente en Europa.
En el año 1945, finalizada la segunda guerra mundial, en dos (2) conferencias (la de Yalta y la de Potsdam) las potencias vencedoras, dividieron a Alemania, y definieron el destino de Japón y la influencia soviética en Europa del Este.
Fueron precisamente las grandes potencias, que en negociaciones entre EE.UU., la URSS, el Reino Unido y Francia, se permitió la reunificación alemana y la integración del país en la OTAN.
Todo indica que las actuales conversaciones de Estados Unidos-Rusia sobre el futuro de Ucrania, es el renacimiento de este tipo de diplomacia secreta que dividió a las naciones mas pequeñas de Europa entre las grandes potencias en la Segunda Guerra Mundial.
Frente a lo anterior expresado, la justificación para no invitar a Ucrania, la Unión Europea, y China entre otros a estas reuniones parece estar influenciados por la percepción de Trump de que vivimos un mundo unipolar, y un enfoque estratégico que prioriza los intereses de Estados Unidos y Rusia en la solución del conflicto; de esta forma buscan posiblemente una solución más favorable a los intereses estadounidenses y rusos.