Por Juan Cruz Triffolio
Sociólogo – Comunicador
El presidente Danilo Medina Sánchez energetizó el sentimiento nacional y ofreció una brillante e histórica catedra de respeto a la soberanía cuando en su alocución del pasado 27 de Febrero dedicó la parte final de su discurso, ante el país y los miembros de la Asamblea Nacional, al abordaje del contrato firmado entre el Estado dominicano y la empresa Barrick Gold Pueblo Viejo, Cotuí.
Las atinadas valoraciones expuestas por el mandatario dominicano resultaron tan convincentes que hasta los legisladores que se mostraron, durante gran parte de su exposición, en vía de entregarse a los brazos de Morfeo, empezaron a saltar de sus asientos y a aplaudir delirantemente al gobernante peledeísta por su actitud valiente y nacionalista.
Oh paradoja de la vida..!! Son algunos de ellos, los mismos que un tiempo atrás, junto al entonces presidente Leonel Fernández, rubricaron con sus puños y letras el inaceptable contrato en procura de sumergirlo en el baño de la legitimación.
Era el momento en que el presidente Medina Sánchez resaltaba con gallardía y una firmeza ejemplarizante que hasta ese entonces, “hemos sido pacientes” pero, dado que “la paciencia tiene un límite”, “si la empresa Barrick Pueblo Viejo mantiene la posición intransigente que ha exhibido hasta ahora, el gobierno no se puede quedar de brazos cruzados”.
Aparentemente, no satisfecho con lo ante manifestado, el parsimonioso gobernante aseguró de forma categórica: “Quiero que me escuchen bien: El oro que subyace en el suelo de la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, es del pueblo dominicano”.
No hay dudas de que el presidente Danilo Medina Sánchez asumía con su exposición, ante un escenario tan singular, una responsabilidad histórica poco frecuente entre la mayoría de las figuras estelares de la política nacional e internacional.
Llevar este compromiso de las palabras a la realidad no es algo de fácil alcance, máxime si no perdemos de vista que se está llamando a la revisión de un contrato leonino en donde, uno de los contractuantes refleja ser una multinacional con una vasta experiencia en las truchimanerias y el engaño, además de representar un sólido poder económico internacional, capaz de tronchar el ejercicio de un Estado de débil estructura y naturaleza.
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Es por eso, entre otras razones, que desde el primer momento en que fue conocida la posición del gobernante dominicano frente al contrato con la Barrick Gold, no faltaron las voces que exclamaban la necesidad de no dejar solo en su propósito a Danilo Medina Sánchez y, sin ningún tipo de exclusión, se entendió pertinente que el liderazgo y las organizaciones representativas de la nación desbordaran nuestras calles, avenidas, ciudades y campos, apoyando la trascendental y patriótica posición del mandatario criollo.
El interés del llamado consistía en evitar las razonables posibilidades de que el Todopoderoso Imperio de la Barrick terminará bajándole el pulso al ejecutivo de la nación dominicana o pura y simplemente, limitarlo a un escenario de negociaciones en donde lamentablemente broten los manilos acuerdos de aposentos.
Ha discurrido el tiempo y la percepción colectiva de los dominicanos sensatos y nacionalistas continúa siendo la misma.
Las expectativas, cimentadas más en la lógica y el realismo que en el pesimismo, se acentúan cuando voces como la del destacado peledeísta Carlos Amarante Baret, exclaman la urgencia de “la convocatoria al Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para que ese organismo de dirección partidista elabore un plan de apoyo al presidente de República, Danilo Medina, en sus justos reclamos ante la empresa minera Barrick Gold”.
Asevera el aguerrido militante del partido en el gobierno que “El PLD debe de pasar de las palabras a los hechos” y que “El presidente Medina está enfrentando intereses extranjeros poderosos, capaces de cualquier acción con tal de salirse con la suya y burlar la soberanía nacional”.
Más recientemente, un grupo de militantes y dirigentes del PLD del Distrito Electoral número 2 del municipio de Santiago de los Caballeros se inscribieron en igual propósito destacando que es necesario y urgente “producir acciones que le indiquen a la población que el Presidente no se encuentra solo en esta lucha frente a la Barrick”.
En definitiva, todo luce indicar que se teme al surgimiento de un acuerdo donde, si bien se logra un supuesto aumento de las recaudaciones por el oro extraído, continúe siendo lacerada la soberanía nacional con un manejo cuestionable y doloso de un recurso valioso no renovable.
En el apoyo abierto y contundente del PLD al presidente Medina Sánchez y su patriótica posición frente a las negociaciones con la Barrick, el tiempo apremia y hasta no han dejado de existir aquellos que, por diversas razones, esperan ansiosos observar la participación del doctor Leonel Fernández y los congresistas que legitimaron el contrato fraudulento, ocupando las primeras filas en las marchas y manifestaciones que con tan noble propósito podría ser organizadas.
Mientras tal realidad acontezca, un entrañable amigo con aspiraciones de filósofo criollo nos advierte: Eso está por verse..!!
Qué así sea…
