POR JOSE DIAZ
Editor Panorama Latin News
El domingo 14 de abril, los venezolanos todos, eligirán su próximo presidente.
Los dos candidatos, el presidente encargado Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles se han lanzado en una campaña que los tiene enfrentados en una lucha que parece más callejera o de cocina que en una con propuestas para los electores. Nicolás Maduro no ha dudado en llamar a Henrique Capriles “El burguesito”, “El fariseo”, “el personaje de los ojos puyúos”, “el jefe del odio” mientras que Capriles le responde tildándolo de “mentiroso” y “toripollo” que para los venezolanos es un personaje poco brillante y corpulento.
Maduro repite constantemente que el fallecido Presidente Hugo Rafael Chávez Frías está con su pueblo y que él (Maduro), como apóstol de Chávez, llevará a feliz término el programa del comandante fallecido a quien Maduro, desde el 5 de marzo, día en que murió Chávez y hasta el Domingo de Resurrección lo ha nombrado en 5148 ocasiones. La cuenta la lleva el sitio www.madurodice.com, creado presumiblemente por opositores del oficialismo. Maduro no solo ha apelado a la izquierda venezolana, a los seguidores de Chávez sino también a los católicos a quienes les envía mensajes comparando a Chávez con Jesús, quienes debieron haberse reunido, según dijo, para ayudar a la elección del Papa Francisco. Comentario que considero irresponsable y exagerado desde todo punto de vista. En aquel momento Maduro mostró un desespero que no debe tener pues todas las encuestas lo vaticinan como ganador con una ventaje de 10.6 puntos. Seguramente terminará con más porque los venezolanos, en su mayoría, votarán el 14 de abril por Hugo Rafael Chávez Frías, después veremos, después el tiempo lo dirá.
Capriles tiene miles de seguidores que cansados del chavismo buscan un cambio desde hace varios años, quieren, según plantean, una venezuela sin violencia y un país sin miedo donde lo más importante sea regresar y no irse. Carriles fue derrotado en dos ocasiones por Chávez Frías y está, seguramente será su tercera derrota. La euforia y el estado emotivo que causó para muchos la muerte del líder venezolano mantiene a la gran mayoría en un momento de excitación que culminará con un voto el 14 de abril en donde los menos favorecidos echarán sus restos y toda su fuerza para continuar apoyando al líder que los hizo visibles y los sacó del anonimato y el olvido. Esta es una verdad que la historia no puede negar como no pueden negarse los otros problemas de los venezolanos pero por lo pronto hay que aplicar aquello de los arrieros que nos recuerda que en el camino se arregla la carga.
Y de Caracas nos vamos a Pionyang, Corea del Norte donde el régimen del emperador joven Kim Jong-un ha puesto el mundo a correr. Este muchacho que acaba de cumplir 30 años, criado y educado en un hermetismo total y bajo la rigurosidad del absolutismo y el culto a la personalidad, no creo tenga ni la experiencia ni el bagaje necesario para poner al mundo en aprietos como lo está haciendo en este momento. Kim Jong-un debe ser el prototipo de un muchacho caprichoso que ha tenido todos los gustos y juguetes incluyendo un pequeño arsenal nuclear que debe estar loco por poner en acción. Se me ocurre que Kim Jong-un sueña con una guerra nuclear como un niño sueña quizá con ser bombero solo por el echo de ver cómo se ve con su traje en el camión apagaincendios en medio de la parafernalia de rigor, la confusión, los chorros de agua, las mangueras y sirenas.
El gobierno de Corea del Norte, cuando fue encabezado por el padre de Kim Jong-un, el fallecido Kim Jong-il fue notable por lanzar toda clase de amenazas a occidente y a todo el que le pareciera no estaba de acuerdo con él y su régimen. Kim Jong-il fue Comandante Supremo del Ejército Popular de Corea y Secretario General del Partido de los Trabajadores de Corea lo que le dió todo el poder que quiso por lo que fue varias veces tildado de dictador stalinista. Fue un dictador con alto grado de culto a la personalidad.
Me parece muy curioso ver a todos esos generales coreanos, bastante mayores en edad, que ven en Kim Jong-un quizá la figura no de su líder sino de sus nietos, cómo aprueban todo lo que el joven emperador propone y no lo contrario pues de ser así ya se hubiesen desecho del joven Kim Jong-un.
Soy pacifista, abrigo la esperanza que lo que ocurre ahora en la península coreana no vaya a más y que la sensatez pueda más que el capricho y el interés político. Que el planeta y muchos de sus ciudadanos inocentes no sean, como ha ocurrido ya, victimas del cálculo equivocado, a sabiendas o no, de políticos inescrupulosos que todo lo que buscan es reafirmarse en el poder y perpetuarse olvidando el dictamen de la canción colombiana que advierte que: “nadie es eterno en el mundo”.