Por NARCISO ISA CONDE
Que un abogadito alabardero, por no decir lambón, intentara junto a otros colegas similares quitar la foto de Guillermo Moreno de la galería de ex-fiscales del Distrito Nacional, no debería ofender ni a él ni los/as luchadores contra la impunidad de los delitos de Estados y sus beneficiarios.
La ofensa más bien consiste que a él y a unos/as cuantos/as profesionales honestos/as –excepciones dentro de la regla- lo hayan colgado junto a tantos magistrados delincuentes; en el contexto de la deleznable práctica de la instalación de galerías de fotos de corte trujillista, en las que se exaltan jerarquías y funciones ejercidas al margen de maldades y bondades, de méritos y desméritos, y en las que predominan abrumadoramente los peores personeros de cada rama del régimen establecido.
El tipejo se equivocó: queriendo ofender honró. Porque en verdad Guillermo sería mejor reconocido si lo bajan de esa pared inundada de crápulas del Derecho. Ojala que él se sumara a los/as que propugnamos por abolir la ofensa pública que encierran las galerías de fotos en las dependencias gubernamentales.
Y las “galerías” de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, además de asquear, indignan; porque abundan en ellas no solo los jefes militares ladrones sino también generales asesinos y torturadores de tomo y lomo, incluidos los de los doce años.