BRASIL.- El ejecutivo Marcelo Odebrecht, expresidente de la constructora Odebrecht y que en diciembre pasado renunció a la dirección y a los consejos de administración de las compañías del grupo, fue condenado hoy a 19 años y cuatro meses de prisión por el escándalo de corrupción de Petrobras.
El empresario recibió esta sentencia judicial dictada en primera instancia por el juez federal Sergio Moro, ante la que cabe recurso por parte de la defensa, por los delitos de corrupción pasiva, lavado de dinero y asociación para delinquir.
La investigación abierta hace dos años contra cambistas acusados de lavado de dinero se ha convertido en una bola de nieve en Brasil, ha salpicado a veinte de las mayores empresas del país y medio centenar de políticos y ahora puso en jaque al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La investigación fue abierta por la Policía Federal en marzo de 2014 y fue bautizada “Lava Jato”, como en Brasil se conocen los servicios de lavado a chorro de los automóviles, debido a que los primeros lugares allanados fueron gasolineras que los cambistas usaban como tapaderas para el lavado de dinero.
Pero Sergio Moro, un juez federal de la ciudad de Curitiba hasta entonces desconocido y que hoy es uno de los personajes más reputados y polémicos del país, descubrió que el dinero blanqueado en los lavaderos de autos provenía de desvíos de la petrolera estatal Petrobras, la mayor empresa de Brasil.
A partir de ese momento, la Lava Jato se convirtió en “la mayor investigación contra la corrupción y el lavado de dinero realizada en la historia de Brasil”, como la describe la propia Fiscalía en la página en internet que montó para dar informaciones sobre el caso.
La propia Petrobras asegura que los desvíos descubiertos sumaron en diez años unos 2.000 millones de dólares, pero la Fiscalía calcula que pueden ser mayores, ya que, por sus cálculos, la red de corrupción desvió entre el 1 % y el 5 % de cada contrato firmado por la estatal entre 2004 y 2014.
Según los fiscales, un “cartel” de una veintena de empresas que incluye las mayores constructoras y contratistas de obras públicas de Brasil, entre las cuales multinacionales como Camargo Correa, Odebrecht y Andrade Gutierres, se repartía entre sí todos los contratos de Petrobras.