SANTO DOMINGO, RD.- El negocio de los charamicos crece al entrar la época navideña, al punto de que en la actualidad se ha convertido en toda una compleja industria que activa el ingenio y creatividad de los artesanos, al igual que los costos de producción.
Manos dominicanas esforzadas, quizás carentes de formación académica pero henchidas de creatividad, por un rebote de la vida hicieron de sus carencias una metamorfosis ocupacional, e hicieron de lo artesanal su nueva mina para obtener el sustento.
Estos artesanos que exhiben y venden en las principales vías de la capital estas piezas navideña, (sobre todo a lo largo de la avenida Winston Churchill), cuentan todo el proceso que les ata a esta industrial artesanal decorativa.
Cándido Santos, es nativo de Villa Altagracia y tiene 63 años de los cuales ha dedicado más de 20 a los charamicos, actividad que realiza aprovechando la demanda navideña en su área de negocios ubicado próximo a la esquina de la avenida Charles Summer.
“Yo fabrico nacimientos, casitas, carretillas, burros, los conos y algunas cositas que la gente pide por encargo”, dice con una sonrisa de satisfacción, que aprendió el oficio mirando a otros y que ahora las hace desde su taller ubicado frente al Club Paraíso, el cual ha servido para mantener a su esposa y tres hijos.
Uno que es prácticamente un ícono en el área de los charamicos es Reynaldo de Jesús, de la zona de Pedro Brand, lleva 37 años haciendo arbolitos, cestas, canastas, estrellas, bolas, conos, nacimientos, ángeles, chapas, burritos y todo lo que le llegue a su mente.
Cuenta que toda la familia se ha integrado al negocio. Sin parar su labor, explica que heredó de su padre el oficio y se convirtió en todo un profesional del cual tiene unas 20 personas que trabajan con él.
“Nosotros trabajamos el año entero, fabricando despacio para poder tener variedad a la demanda que inicia desde octubre, luego que el ayuntamiento otorga el permiso para el uso del espacio público”, dijo Jesús mientras con amabilidad intenta mostrar como se fabrica un cono navideño.
La creatividad es profunda en estos artesanos empíricos, que solo basta con mostrarles una foto de lo deseado y ellos lo llevan a “versión charamico”.
Uno que inició en el 1985 a trabajar con los charamicos es Luis Emilio Sánchez, quien de ser frutero hizo el cruce a artesano por un asunto de necesidad.
Explica que aprendió su oficio de los conocimientos de Víctor Erarte, con quien lleva 25 años trabajando.
“Yo le hago todos los trabajos de decoración. Es mi maestro, porque el hace unos curso por allá y luego viene a enseñarnos a los que no podemos viajar”, dice sonriente, mientras limpia la pileta donde pinta los arbolitos, en su taller ubicado en un solar en la 27 de Febrero muy cerca de Plaza Lama.
Ha sido responsable decorativos en el parque las luces, el obelisco macho y el carnaval.
Sánchez, humilde hasta la saciedad, explica que unas 20 personas se mantienen de su negocio que tiene una inversión de 200 mil pesos.
Los materiales. Se obtienen de manera silvestre en el campo, como por ejemplo: “Jaquimei”, una especie de maleza trepadora que se enredada en el campo; bejuco chino, también conocido como “alambrillo”; Samán, con lo que se fabrican las chapas.
Café cimarrón y el árbol de acacia que es el patrón para hacer los árboles de charamicos; además del olivo, bambú y arrayán.
Los artesanos explicaron que traer un camión de ramos seco, puede costar entre 10 y 15 mil pesos.