Los indigentes duermen un sueño profundo en las principales calles y avenidas de la Capital Dominicana

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Un indigente duerme en una de las aceras de la calle 30 de Marzo.

SANTO DOMINGO, RD.- El popular dicho de que una persona “tiene el sueño pesado” se aplica en toda su dimensión a un indigente que la mañana de este sábado dormía sin inmutarse ante lo que ocurría a su alrededor en la avenida 30 de marzo del Distrito Nacional.

El hombre, con un trapo cubriendo su cara yacía, donde aparentemente pasó la noche, junto a una rumba de basura que era recogida por empleados del Ayuntamiento del Distrito Nacional que caminaban, hablaban y hacían el ruido característico de las herramientas con las que colectan los desechos y mantenían encendido el camión en el que se transportaban.

Como si todo esto fuera poco, el indigente de contextura física delgada, de mediana edad y vestido con camisa a rayas, pantalones tipo jeans sujetado con una cuerda y zapatos que requieren cordones, pero sin estos y con su parte trasera pisada, también ignoraba el agitado tránsito vehicular y peatonal de la vía. La operación de negocios ambulantes de comida y establecimientos de repuestos electrónicos, situados en su entorno, también le eran indiferentes.

Esa misma realidad viven decenas de indigentes que duermen en las aceras y debajo de puentes de las principales avenidas, parques y monumentos del Distrito Nacional, donde incluso han improvisado casuchas hechas de cartón y otros materiales, que han convertido en sus hogares a lo largo de los años.

Lugares como debajo de los elevados de las avenidas 27 de Febrero, John Fitzgerald Kennedy y Quinto Centenario son los más habitados por personas que han hecho de esos espacios públicos su hogar. Para instalarse, han llegado a destruir propiedad pública como son mallas metálicas que allí ha sido colocadas, ante la mirada indiferente de las autoridades, creando también un ambiente de arrabalización en esas zonas.

A esa realidad no escapan sitios emblemáticos como el Parque Iberoamérica, el popularmente conocido Zooberto, y las plazas Juan Barón y Simón Bolívar, entre otras en cuyos entornos diariamente amanecen personas a la intemperie.