Eco-fonía

0
99
Federico Núñez -Autor del Artículo-
Federico Núñez
-Autor del Artículo-

Por Federico Núñez Mañán

Constantemente se vive divulgando la actitud inconsecuente de una organización muy bien planificada, que ha tomado advertido el tímpano del gran Santo Domingo y se ha alojado en la azotea de todas sus periferias, creando una gran disfonía fruto del alto decibelio que nos arropa cada día.

Señalar a los djs alto parlantes sería un atrevimiento o tratar de sacarle al cuerno sonido, porque son muchos los rincones que se han convertido en un zumbido que afecta tanto a los ricos como a los jodidos.

Evidentemente nuestro principal terror lo vivimos cada día, cuando nos montamos en una guagua en cualquier vía y si es un carro del concho el chófer es el primer pernicioso. Si resides cerca de una avenida, te darás la impresión que estas cerca de un criadero de gallinas.

Si no quieres morir de angustia que no te quede cerca una industria y por si acaso te mudas próximo a un colmadon te jodiste porque te vas quedar sin coj…

A veces cuando escuchamos un perifoneo, de esos camiones que tienen el pudor de llenarlo de bocinas, no importa que las vibraciones sean tan fuertes, porque ya eso ni uno lo siente.

Hablar de la música sería un gran reto y una agonía que se ha convertido en toda una letanía, la lírica es atrevida para muchos, agresiva para otros y ofensiva para todos.

No hay que buscar una lupa o un microscopio para identificar a estos enemigos del silencio, protagonistas de una nueva generación, la cual goza de una gran aceptación. Qué pena que nuestros oídos han aprendido a digerir estos ruidos.

Desafortunadamente no existe lugar donde nos podamos ocultar, ni atrás ni adelante, estos vientos son tan fuertes que nos podrían convertir en sordos ambulantes.
Ojala y aparezca un una oferta con un menú especial que pueda cambiar nuestro lenguaje musical.

Atención… si nos pudieran ayudar, quien sabe el 9-1-1 seria genial, porque no existe lugar donde nos podamos mudar.

«Ningún sonido concentra tanta perversidad y malicia en un volumen muy pequeño, como el zumbido del mosquito».
Elspeth Huxley