“Todavía viene Pedro y jalla”, en este país de ingenuos

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Para estos tiempos siempre sobran los recursos económicos y las disposiciones, a los fines de atender todos los menesteres municipales, olvidados en años anteriores.

Por Rolando Fernández

¡Comenzó ya la campaña embaucadora! A romper de nuevo aceras y contenes, aunque estén en buen estado. Es lo que se estila cuando se aproximan los procesos electorales entre nosotros. Se empiezan a construir, o remendar esos espacios, con materiales de peor calidad que los encontrados.

¡No importa! El asunto es allantar cuánto más se pueda, con miras a las venideras elecciones, principalmente los alcaldes que han estado “guisando”, con aspiraciones de reelegirse, conjuntamente con sus compañeros de gestión, regidores semi-analfabetos en su mayoría.

Para estos tiempos siempre sobran los recursos económicos y las disposiciones, a los fines de atender todos los menesteres municipales, olvidados en años anteriores.

Entre ellos, se tapan los hoyos, convertidos en cavernas por el descuido rutinario; se remozan las calles y avenidas, aun sea con media pulgada de asfalto, rogándole a Dios que no comience a llover hasta después de las elecciones. Incluso, se les pintan las rayas de tráfico.

La eficientización en la recogida de la basura es bastante notoria. Igual ocurre con las solicitudes de servicios que se hacen, las cuales se atienden casi de inmediato, con muchas sonrisas y simpatías.
La eficientización en la recogida de la basura es bastante notoria. Igual ocurre con las solicitudes de servicios que se hacen, las cuales se atienden casi de inmediato, con muchas sonrisas y simpatías.

La eficientización en la recogida de la basura es bastante notoria. Igual ocurre con las solicitudes de servicios que se hacen, las cuales se atienden casi de inmediato, con muchas sonrisas y simpatías.

Los barrenderos se observan en cantidades industriales, como se dice. Ahora los hay demás en las calles y avenidas nuestras. También, los obreros limpiando las alcantarillas, por lo regular repletas de aguas negras, acumuladas de viejo.

Hasta los cementerios se les trata de desyerbar, higienizarles un poco, como arreglar algunas de sus calles, para que aquellos lugares de descanso póstumo no parezcan montes abandonados, con caminos vecinales para el tráfico vehicular y peatonal.

Qué poca memoria tienen los dominicanos; siguen dejándose manipular, como tarados notorios, por todos estos políticos avaros y oportunistas de nuevo cuño. ¡De esos que nada más andan en busca de lo suyo!

Todo se puede en estos meses preelectorales. Las ciudades merecen ser “atencionadas”. Se pagan arbitrios suficientes para eso. Es obvio que, se reconoce dicha contribución, solo cuando se le puede sacar beneficios electoreros. ¡Ay sí “ñeñé”!

Consigna: ¡Estamos en campaña, porque hay votos que conseguir!

¡Pedro sigue “jallando” aquí!, innegablemente.

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