Intimidación, Acoso o  Bullying

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POR RAQUEL DEMORIZI
 
Quizás usted desconozca que su hijo está viviendo horas horrendas durante el tiempo que pasa en su centro de estudios ya que mantiene en silencio ser víctima de acoso. Este tipo de niños o adolescentes muestran señales de esta situación, pero los padres no entendemos el mensaje que nos envían sin palabras, ya que sienten miedo, pues regularmente son víctima de todo tipo de agresión.
 
Los padres se quedan muy confiados cuando depositan sus hijos en la escuela, sienten que los dejan seguros y protegidos, ignorando que es lo contrario y que lo están dejando en un lugar de tortura donde son víctimas de discriminación.
 
Veremos que significan esas tres palabras:
 
Discriminación radica en establecer un mal trato a alguien en relación con otras. 
 
Acoso es una conducta agresiva y repetitiva durante un lapso de tiempo hacia niños y adolescentes donde uno ejerce poder sobre el otro con intención de hacer daño por medio de diverso tipo de agresión.
 
Bulling es también acoso, ya que someten a alguien a una agresión física o psicológica. 
 
Podemos observar que las tres palabras suenan distintas, pero en el escenario son iguales ya que están dirigidas a causar daño, sufrimiento, que puede ser grave pues quien lo sufre vive una dolorosa experiencia, algunos superan esta situación y la enfrentan, pero han habido casos dónde la victima ha optado por quitarse la vida.
   
La discriminación, acoso o bullying puede originarse por el color de la piel, origen étnico, status social, creencia religiosa, o política, orientación sexual, la edad, discapacidad, etc.
 
El agresor puede intimidar de varias formas por ejemplo no permitiendo que participe en ninguna actividad, regando chismes, rumores sobre esa persona que pueden ser falsos o revelar informaciones personales. También agrediéndolo con golpes, rompiéndole, quitándole o escondiendo sus pertenencias (merienda, mochila, libros, dinero) halándole el pelo, gestos ofensivos, insultos, amenazas y burlas etc.
 
Estas situaciones ocurren en cualquier lugar de la escuela, en el patio, baño, pasillos, cafetería y aun dentro de sus aulas, normalmente sucede en ausencia del profesor. Algo cruel digno de mencionar es la presencia de alumnos que lo disfrutan. El acoso también puede suceder fuera de la escuela, en las iglesias, en un centro de trabajo, a cualquier persona no importa la edad.
 
Hay momentos donde el profesorado y otros alumnos se dan cuenta o son testigos de lo que pasa, pero nadie actúa, hasta que los padres preocupados por ese hijo en el cual observan cambios de conducta y de personalidad, aislamiento, calificaciones bajas, deciden hacer acto de presencia para investigar que está pasando, pero en ocasiones es tarde ya que el alumno está al borde de un colapso nervioso y solo queda como alternativa someterlo a tratamiento psicológico y cambiarle de escuela.
AUTORA:  Lic. Raquel Demorizi – Psicóloga
 
Observe sus hijos, pues dan indicio de que algo está mal. Ayúdeles a expresarse, escúchelos sin criticas ni juicios tratando de ponerse en sus zapatos. 
 
Trate de identificar el posible motivo del acoso, al detectarlo o no, maneje la situación con cautela, que su hijo no piense que usted está molesto con él o en su contra y a favor de los acosadores.  Explíqueles que no es culpable de lo que sucede y que solucionaran este conflicto juntos. 
 
Los hijos tienen variadas formas de comunicarse, lo importante en este punto es que no se aísle, recobre la autoestima, y enséñele a no permitir que las burlas ni nada les dañen física ni emocionalmente.
 
Para que el estudiante tenga éxito escolar, el aula debe ser un ambiente seguro, de confianza y sano. El maestro cuando note algo dañino y ofensivo esta supuesto a intervenir de inmediato manteniéndose imparcial, buscar soluciones dónde todos sean favorecidos.
 
Por otra parte, el personal del centro educativo en general desde el educador, el portero, el chofer del bus escolar, el encargado de limpieza, debe ser adiestrado para intervenir cuando casos así surjan. Pues es evidente que la víctima es débil.
 
Quienes sufren este tipo de comportamiento corren el riesgo en un futuro de desarrollar conductas desfavorables, antisociales, violentas y hostiles, así como pasar a formar parte de pandillas, ejercer violencia intrafamiliar, bajo rendimiento académico, deseo de venganza contra quienes le han maltratado, baja autoestima, depresión y por consiguiente riesgo suicida.
 
De ahí la importancia de que los padres estén presentes en todo lo concerniente a los hijos en su desarrollo y vida académica, al asistir a encuentros y reuniones pueden percibir que se mueve. 
 
No pase por alto observar con que ánimo el hijo va a la escuela y en qué estado regresa físicamente, chequear sus pertenencias, con cuantos amigos tiene contacto, si le entusiasma reunirse con ellos o no, si recibe invitaciones de amigos o no., se aísla, no duerme bien, está irritable o evasivo etc.
 
Nadie conoce más los hijos que sus padres. El poeta y dramaturgo William Shakespeare dijo prudente padre es, el que conoce a sus hijos. Nuestra actitud decretara como nos desenvolveremos en la sociedad, debemos ser positivos. Jamás apoye a nadie que maltrate a los demás. Luchemos contra quien trata de humillarnos, porque muchos utilizan la intimidación para ocultar sus propios problemas. Valoremos el respeto y la humildad.