De Cambio, Poder y Cansancio

0
194
Milton Olivo

Por Milton Olivo

Hace rato no puedo dormir. Los temas pendientes dan vueltas sin parar en mi cabeza. Extiendo el brazo y tomo el celular para ver la hora, viendo que todavía no son las cinco. Me preocupa molestar a la primera dama, quien despierta, creo con el ruido que producen mis párpados, con yo solo abrir los ojos.

Me siento como a galope de un alado corcel. Entre mis sueños por cristalizar, las demandas de la sociedad, las expectativas de los compañeros, las solicitudes de los ministros, los temas pendientes fruto de compromisos, las demandas de las comunidades, de los grupos organizados, y de los eternos olvidados.

Los días parecen eternos, sin embargo los años duran como semanas. Y a pesar de que el día es corto, para las millares de instrucciones ha generar, comunicar y canalizar. La  vida navega entre agendas, pendientes, expectativas, y respuestas.

Y la necesidad de cristalizar mi  legado de cambio me persigue.  Un legado que trascienda el tiempo, y  las actuales generaciones.  Es confrontado y limitado por las fuerzas alineadas  de los intereses creados, el sabotaje de la oposición, el griterío de las bocinas interesadas, y el grito impotente de los necesitados.

Más que nadie soy consciente de la necesidad de reformar el sistema de justicia.  Establecer la definitiva independencia del Ministerio Público. La transformación de la composición del Poder Legislativo. El fortalecimiento del Poder Municipal. La descentralización administrativa de las provincias, el endurecimiento de la ley migratoria, para terminar con el desorden migratorio heredado, pero todo esto solo es posible con una amplia reforma constitucional que con placer bloqueará de nuevo la oposición.

Ahora puedo entender y medio me veo como el individuo aquel, peleando con gigantes, que en realidad eran molinos de vientos. Donde la espada son las propuestas de soluciones que han robado parte del sueño. Y cuando uno motivado la impulsa debe sufrir las voces opositoras de decenas de individuos que con la mayor superficialidad la denotan, ponen en duda la buena intención, sino directamente acusan que responden a agendas antinacionales.

Y ese correr constante, que perdura y me persigue aún en mi cama, especie de ir de un lado a otro, como corriendo tras el viento y la nada, se convierte en una constante, como la vida de un ser alado, que el horizonte es su alimento o más bien, su oxígeno.

Y lo peor, o lo mejor, es que mientras uno más corre, más conoce, más profundiza, más sufrimientos y necesidades conoce, incrementando en uno el compromiso de erradicarlo, convirtiéndose esos compromisos, en  la camisa de fuerza, con lazos amarrados a las silla del caballo alado de la necesidad de en el poder permanecer.

El hogar deja de ser tal, es una especie de hotel, donde uno apenas puede ratos pasar. Y uno pasa a ser una especie de colegiado a quien le preparan la mochila para facilitarle pueda salir a su tareas realizar.

Qué bonito fuera sin con las elecciones terminara la campaña, la política, y los enfrentamientos. Y a partir de ahí, se sumaran todos los sectores a cooperar por el bien común, por el incremento del bienestar, y el desarrollo del potencial patrio.

Todo lo contrario. La lucha por el poder, se place en sabotear iniciativas, desacreditar la obra de gobierno. Desinformar la sociedad, y sembrar el caos existencial.

Cuando estos tiempos convulsos, complejos y conflictivos, requieren unidad de criterio, acciones solidarias, ejemplos constructivos, que le sirvan a las generaciones más jóvenes de inspiración, ejemplo y modelo de compromiso con el bien común.

El autor es escritor.